La Ecología nos recuerda la necesidad de articular una reflexión coherente; es decir, un logos sobre la casa cósmica en la que se desarrolla la peripecia de la vida en general y de la vida humana en especial. El estudio de las relaciones del ser humano con la comunidad biótica y su “soporte” cósmico habría de suscitar necesariamente un sentimiento nuevo y una reflexión sobre las responsabilidades éticas que al ser humano le corresponde con relación al planeta y a sus habitantes. Apostamos por una Ecopatía o nueva sensibilidad ante la casa cósmica de la vida y por una Ecoética que incluya, tanto la reflexión como las directrices prácticas sobre los deberes morales, en la relación del ser humano con su ambiente.